Nicolás de Cusa (1401-1464), filósofo renacentista y padre de la filosofía alemana, hizo una cuidadosa defensa del concilio general, presentada en el Concilio de Basilea de 1433. Defiende que toda ley debe ser adecuada al país, lugar y tiempo, por ese motivo defiende que todo gobierno se basa en el consentimiento:
"En consecuencia, como por naturaleza todos los hombres son libres, todo principado, lo mismo el de la ley escrita que el de la ley viva en el príncipe, por el cual se impide a los súbditos obrar mal y se restringe su libertad para que obren bien por miedo a la pena, sólo procede de la concordancia y consentimiento de los súbditos. En efecto, si por naturaleza los hombres son igualmente poderosos y libres, el verdadero y ordenado poder de uno igualmente poderoso por naturaleza que los demás hombres sobre éstos, no puede establecerse sino por la elección y consentimiento de los otros, del mismo modo que la ley se establece también por el consentimiento".
Por lo tanto los reyes deben de estar regulados por el pacto general de la sociedad humana, ya que a tal cosa deben los reyes su existencia, con lo que el rey debe de obedecer a la ley, puesto que la ley hace al rey.
[George Sabine, Historia de la teoría política, México, Fondo de Cultura Económica, 1990, págs. 238-239].
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