domingo, 31 de octubre de 2010

Guillermo de Occam


El franciscano inglés Guillermo de Occam (1290-1349), se le considera el más importante de los lógicos escolásticos, fue discípulo de Duns Escoto, aunque más tarde discreparía con él; también combatió al Papa por el tema de la transustantación y por el tema de que un grupo llamado los Espirituales pudiera renunciar a su voto de pobreza y poner propiedades a su nombre. Se le excomulgó en 1328 refugiándose en la corte del emperador Luis de Baviera, con lo que las disputas entre el Papa y el emperador se había convertido en una guerra entre Francia y Alemania. Estando bajo la protección del emperador escribió Occam una serie de tratados políticos importantes, promoviendo que se quitara poder secular a la Iglesia y promoviendo la democracia. Estas ideas llevaron a la larga al Renacimiento y a la Reforma. Quiso restaurar el estudio de la lógica, diciendo que Aristóteles había sido mal entendido, haciendo que la lógica y la teoría del conocimiento cayeran en las garras de la teología y de la metafísica. Para Occam la lógica es el análisis de los términos científicos, en tanto que la ciencia misma versa sobre las cosas; la lógica se ocupaba de los universales utilizando términos y conceptos, no estados de la materia. Coincidiendo con Aquino en muchos puntos, sembró las semillas del derrumbe del gran sistema filosófico mediaval. En filosofía inventó "la navaja de Occam" que pondría fin a toda la pedantería escolástica, diciendo: "no hay que establecer la pluralidad si no es necesario establecerla", con lo que quería decir que la forma más simple de un enunciado es superior a una sucesión interminable de hipótesis. El Dios de Occam proporciona al historiador la viva antítesis del Dios de Malabranche y de Leibniz, que actuará siempre por los caminos más simples.(Umberto Eco en El nombre de la rosa, ofrece un real cuadro vivido de este periodo en el que surge el empirismo).
Lo que viene a decir es: el alma individual posee una estructura triádica (que toma de Platón): la cabeza representa la razón, el corazón la emoción y el vientre los apetitos; haciéndose extensible a la cosmología: Dios existe en el Empíreo, más allá de las estrellas fijas. En el espacio intermedio entre el Empíreo y la esfera de la órbita lunar viven las nueve órdenes de ángeles. Más lejos de Dios, sobre la Tierra, mora la sufrida humanidad, imaginado las tres esferas concéntricas como en un corte trasversal. Todo el conjunto era sostenido por los grandes mandatos del feudalismo: el honor y la lealtad.
El pensamiento de Occam se denominó escolásticamente nominalismo, a partir de una lógica del lenguaje, el nominalista se plantea conscientemente problemas de ontología.
Géneros y especies no constituyen puras ficciones: como el realismo, el nominalismo reconoce su fundamento real, pero concibiéndolo de otra manera. Comparando a Sócrates y Platón con Sócrates y el asno, los realistas deducen: Hay entre estos seres una mayor conveniencia..., luego convienen en alguna naturaleza; mientras Occam dice por el contrario: Hay una mayor conveniencia entre Sócrates y Platón que entre Sócrates y ese asno, por sí mismo convienen más. El nominalista deja a los individuos perfectamente indivisos, mientras los realistas hacen de la conveniencia de los seres una comunidad de naturaleza, con lo que el nominalismo excluye de lo real un fundamento distinto de lo universal. Occam quiere una distinción radical: si no hay esencias distinguidas de los existentes singulares, los universales se refieren al ser como signos que no son las cosas en mayor medida que los nombres mismos no son las realidades que designan. Con lo que podemos afirmar junto a Paul Vignaux que "el nominalismo tiene el aspecto de una ontología de la cosa, donde una lógica del lenguaje se cruza con una teología de la Omnipotencia".
[Véase, Paul Vignaux, El pensamiento en la Edad Media, México, Fondo de Cultura Económica, 5ª reimpr., 1995, págs. 160-175].