La filosofía jurídica y política de Aristóteles desempeñó escaso papel en el periodo helenístico y romano. Por lo que toca a la ética y a la política, contribuyó sin duda a acentuar el fenómeno lo que en ellas hubiera de anacrónico, apegada a ciertos elementos caducos y prejuicios de la polis tradicional. La Política no pudo reducir al silencio la protesta proletaria de la escuela cínica, que desembocaría en el universalismo estoico. La afirmación de que es natural al hombre una sociedad política cualitativamente distinta de cualquier otra asociación, podía aplicarse a formas de organización más amplias que la polis, y lo mismo debe decirse de que el imperio objetivo del derecho es la mejor garantía de la libertad ciudadana. Por otra parte, el caudal ingente de sabiduría almacenado en la Política haría, de esta obra una de las potencias espirituales de la humanidad occidental.
La potencia espiritual irradió en direcciones muy diferentes, el aristotelismo adoptado por árabes y judíos pasó por su mediación a Occidente en traducciones latinas indirectas (principalmente gracias a la escuela de Toledo), hasta ser conocido directamente, y se impuso a partir del siglo XIII en la escolástica.
Aristóteles fue para la Edad Media "el Filósofo", a quien Dante encontraría en su viaje a ultratumba presidiendo la república filosófica de la gentilidad de un ambiente de veneración:
"de Aristóteles hablo y de Platón
y aún de otros más; y aquí inclino la frente,
y más no dijo y quedóse turbado"
Si con San Alberto Magno y Santo Tomás de Aquino tiene lugar una previa adaptación al cristianismo, sirvió también en la baja Edad Media (averroísmo latino, Marsilio de Padua) y en el Renacimiento para fundamentar doctrinas opuestas a la escolástica, e incluso incompatibles a veces con el cristianismo. Volvió a asociarse íntimamente a éste con la neoescolástica católica de los siglos XVI y XVII y la escolástica protestante que iniciara Melanchthon, inspirando asimismo en la actualidad en neotomismo. Pero al margen de estas grandes corrientes la obra de Aristóteles, principalmente su filosofía práctica, ha ejercido una acción difusa que no tiene equivalente. No es exagerado decir, que el mundo de la política ha sido visto en gran parte, hasta hoy, con ojos aristotélicos.
[Véase Antonio Truyol y Serra, Historia de la Filosofía del Derecho y del Estado, Madrid, Alianza Universidad Textos, 3ª ed., 1987, 2 Vols. Vol. I, págs. 167-168; Dante Alighieri, Divina Comedia, Madrid, Cátedra, 6ª ed., 2000, pág. 305].
El cuadro es Retrato de Aristóteles contemplando el busto de Homero (1653) de Rembrandt.
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